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Límulus

LA CASA DE LOS ESPEJOS DE CHAPULTEPEC

Texto por Jazmina Barrera

jaz2.wwwIlustración de Ximena Pérez-Grovas

Con la última remodelación del parque de Chapultepec desapareció una “atracción” que muchos recordábamos como parte de nuestra infancia, la Casa de los Espejos. Todo parece indicar (y si no es así les ruego que me lo hagan saber) que ésta era la última de su tipo en la ciudad de México.

Provenientes de la tradición de las ferias y los carnavales, el principio básico de una casa de los espejos es un conjunto de espejos irregulares que crean una especie de laberinto visual en donde uno se encuentra en repetidas ocasiones con variantes deformes de uno mismo. Gordo, flaco, de ojos grandes o boca muy pequeña, la Casa de los Espejos nos muestra seres que a la vez son y no son como nosotros. Si lo pensamos detenidamente, un espejo es un retrato “falso”, ya que nos muestra siempre invertidos de izquierda a derecha. En las casas de espejos esto va mucho más allá: es nuestra gran oportunidad de vernos convertidos en monstruos.

Algo parecido le sucede a Alicia cuando cruza el umbral del espejo: las leyes (en las casas de los espejos, las de la óptica en el mundo de Alicia, todas ellas) abolidas o transformadas, modifican nuestra percepción que finalmente es lo que define nuestra realidad. De allí que ahora lo más parecido a una casa de espejos en nuestra ciudad sea la Casa del tío Chueco, en el parque de diversiones Six Flags. Como ustedes saben, en esta casa todo funciona al revés: el agua corre hacia arriba, las leyes de la gravedad no funcionan, lo grande es chico y lo chico es grande, etc. Pero ambos comparten la experiencia del carnaval, como sucedía originalmente en la Edad Media y el Renacimiento, invirtiendo la lógica y creando un mundo “de cabeza”, hiperbólico y deforme.

Estas instancias de entretenimiento guardan una relación con el carnaval y lo grotesco que, como lo describe Mijaíl Bajtín en su libro sobre Rabelais, implican una concepción renacentista de la risa:

“La risa tiene un profundo significado filosófico, es una de las formas esenciales de la verdad acerca del mundo como un todo, sobre la historia y el hombre; es un punto de vista peculiar del mundo”

La casa de los espejos nos permite, sobre todo, reírnos de nosotros mismos, de nuestros defectos y de nuestra risible condición humana. Quizás en nuestros días esta risa tenga una relación más estrecha con la risa nerviosa, con la risa que surge como reacción corporal ante la angustia de lo absurdo, lo ridículo y lo grotesco. Por eso hoy en día las casas de los espejos aparecen en películas de terror en donde el asesino se encuentra escondido tras alguno de los muchos “yos” reflejados en los espejos.

¿Qué implicaciones tiene entonces la desaparición de la última casa de los espejos de una de las ciudades más grandes del mundo? Los edificios de cristal también multiplican y deforman nuestra imagen, pero la idea de la risa ya no está allí presente. Si acaso el sentimiento que esto provoca es uno de soledad y multitudes. Las casas de los espejos eran parte de un aprendizaje de autocrítica que quizás se esté perdiendo. Habría que traerlo de vuelta por amor a la risa.

Jazmina Barrera estudió letras inglesas en la UNAM. Actualmente imparte una materia en esta misma carrera. Ha trabajado como traductora y haciendo coordinación editorial además de escribir reportajes, ensayos y narrativa en distintos medios digitales e impresos. Actualmente es becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas.

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