Taiwán, Mekong Lorena Huitrón Vázquez
Poemas: Lorena Huitrón Vázquez
Fotografías: David Victory Pineda/ Ilustraciones: Adriana Campos Hierro

Peces Convoy, de la obra El sentimiento de lo fantástico
Un corazón es múltiplo de peces beta.
Eso justifica el pálpito desmesurado.
Eso justifica que al unir un corazón con otro
Busquen hacer girones sus aletas.
Nadie sabe del peligro de reunir a esta especie.
A veces no pueden estar juntos.
Por eso a tantos hombres y mujeres les rompen el corazón.

Son luchadores de Siam.
El pecho no basta para contener su nado.
Un pez busca al otro pero el otro busca otro viaje.
El pecho no alcanza para contener a dos o más peces machos.
Se pueden matar.
Pero el corazón es noble.

Los beta atacan a los que no son compatibles con ellos.
En un solo lugar diferentes peces no se entienden.
Reunir más de un corazón con más de un pez trae consigo
la pérdida de uno o más de uno.
Causa los dolores y la compresión cuando alguien nos lastima.

Los laberíntidos respiran fuera del agua.
Fuera y dentro del corazón van los luchadores de Siam.
Andan despacito o veloces.
Por ello uno tiene sobresaltos
O anega la congoja.
Quizá la entrada y salida de la aorta de los peces
son motivo de querer olvidar cualquier pena al levantarse.

Los beta son como los peces del paraíso.
Dos no caben en el mismo acuario.
Vienen de Mekong y Taiwán.
Uno traza los afectos en diversas partes,
Casi todas ellas lejanas a nuestro lugar de nacimiento.
Tan lejanas para ser capaces de abandonarlas
Cuando molestan, cuando alguien nos traiciona,
O de reunirlas porque necesitamos sombras bruscas
para sacudir la suciedad que otros nos arrojan dentro.
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